Hoy se ha ido mi abuela,
(aunque ella mi miraría feo por decirle así)
La Minina, la Cucha.
Tengo recuerdos de la Minina desde muy pequeña
Recuerdo ir a su casa, y que al despedirme me decía que tenía que portarme como princesita del color que andaba vestida ese día. Recuerdo la jalea con leche ¡Me encantaba comer en sus casa y que hubiera este postre!. La recuerdo jugando cartas: julepe o canasta.
La recuerdo en la sobre mesa disfrutando de un helado y opinando del acontecer político nacional.
La recuerdo alucinando con los viajes
y enseñándome que uno se persigna con la mano derecha
La recuerdo acompañándonos en un campeonato de gimnasia o en un acto del colegio.
Pero sobre todo la recuerdo los domingos, con un vaso de coca-cola para cada una de sus nietas y nietos y un plato con galletas.
Me despedí de ella antes de venirme.
Me dijo que lo que me dejaba de sus aprendizajes en la vida era el creer y confiar en la intuición, en las tincadas.
Me guardo este aprendizaje como un tesoro.
Aunque pude despedirme con calma, sabiendo que esto era parte de los costos de estar lejos, ahora tengo pena. Quisiera verla una vez más y despedir su cuerpo.
Quisiera estar con mi familia y acompañarnos.
Quisiera abrazar a mi abuelo y a mi madre.
Quisiera estar en la misa. Su última misa.
Hoy he prendido una velita en mi altar para ella.
A la distancia la despido
y le agradezco por los distintos momentos que compartimos
por lo que aprendí de ella
y por todo el cariño que nos entregó.
Buen viaje Minina!



